Libros que un fanático del automovilismo debería leer (Parte 2)6 minutos de lectura
Libros que un fanático del automovilismo debería leer (Parte 2)
Se suele decir que los libros son mundos. Y que cada libro es un mundo propio que abre una puerta específica entre el lector y el material que tenga, en ese momento, entre sus manos. Y si ellos abordan a una pasión tan característica como el automovilismo deportivo, es probable que esa pieza marque un antes y un después en la persona que haya decidido leerlo.
En este mismo espacio, hace no mucho tiempo, publicamos un primer listado de libros que cualquier fanática o fanático del automovilismo no debería dejar de leer. Como era de esperar, en un ambiente en el que las historias desbordan y aparecen de manera fugaz de una vez y para siempre, ampliaremos esa colección para continuar sumando títulos que puedan nutrir su biblioteca.
Senna – Historias desconocidas, 25 años más tarde
Es imposible describir a Ayrton Senna en un puñado de palabras. Cualquier definición le quedaría corta: no fue simplemente un campeón carismático; fue el símbolo de una época, un nombre propio que trascendió el deporte y que es ídolo de los propios ídolos del automovilismo.
Esta obra, del español José María Rubio y el brasilero Lemyr Martins, se adentra en la esencia de Senna: es el retrato más íntimo del múltiple campeón de Fórmula 1 que recoge testimonios de las personas que siempre lo acompañaron como sus padres, amigos, rivales y periodistas especializados que tenían acceso al Ayrton humano, más allá de la súper estrella deportiva.
Son 180 páginas atrapantes que permiten conocer, al menos desde la lectura, un costado oculto del talentosísimo piloto que forjó un recorrido y una trayectoria dignos de rememorar cada día de nuestras vidas.
Juan María Traverso – El último ídolo
Juan María Traverso, el Flaco de Ramallo, fue el homónimo de Ayrton Senna a nivel nacional: ganó en todas las categorías en las que compitió, protagonizó carreras históricas, fue múltiple campeón y dejó un legado imborrable en cada uno de los fanáticos del automovilismo, fueran seguidores de él o no.
Porque Traverso atravesó cada uno de los corazones fierreros de la República Argentina. Ese idilio que se forjó entre ambas partes fue el que supo detallar el periodista cordobés Eduardo Gesumaría “Sprinter”, una de las personas que más días compartió con el Flaco, en “Juan María Traverso, el último ídolo”. Además, también le puso su firma a obras como “Eduardo Copello, el maestro”; “La historia del automovilismo de Córdoba”; “Oscar Cabalén, el ídolo”; “Pirín Gradassi”; “El otro Fangio” y “Oreste Berta”, entre otros.
Desde su debut deportivo en 1971 hasta el día en el que dejó la actividad en 2005, Traverso fue un protagonista destacado dentro y fuera de la pista. Esta obra, publicada en abril de 2023 -un año antes del fallecimiento de Juan María Traverso-, profundiza en las carreras, los festejos, las amarguras y los mejores momentos del gran ídolo de nuestro automovilismo.
Helle Nice: en busca de una leyenda de las carreras de coches
Helene Delangle, más conocida como Helle Nice, fue una de las primeras mujeres en dejar una huella indeleble en la historia del automovilismo. Y lo hizo mucho antes del nacimiento de la Fórmula 1: en 1929 se impuso en el Grand Prix para mujeres, organizado en Montlhery, el primer circuito de Francia.
Ese triunfo le permitió ser contratada por Bugatti, y poco después se celebró en el Actor Championship, una prestigiosa especialidad de esa época. En 1931, en Europa (luego de su incursión fugaz por los Estados Unidos) participó del Gran Premio, en el que se midió a pilotos de la talla de Rene Dreyfusm, Louis Chiron y Philippe Etancelin, entre otros: concluyó cuarta con un gran desempeño. En simultáneo, en la categoría de mujeres no encontraba rivales que estuvieran a su altura.
En 1936 participó del Gran Premio de San Pablo, en Brasil, cuando aún las carreras eran demasiado riesgosas (tres años antes había formado parte del Gran Premio de Monza en el que fallecieron tres pilotos, y que luego fue conocido como el “Domingo Negro”). En un fuerte despiste, mató a seis espectadores y ella quedó en coma; se recuperó e intentó volver a correr, pero perdió su lugar y jamás volvió a exhibir todo su talento.
Su atrapante vida, con aristas que recorrieron desde el automovilismo hasta el modelaje y la Segunda Guerra Mundial es repasada en la gran obra de la escritora inglesa Miranda Seymour.
Los hermanos Rodríguez
Pedro y Ricardo Rodríguez fueron dos pilotos mexicanos destacados que marcaron el rumbo del automovilismo deportivo en dicho país. El periodista, también mexicano, Carlos Eduardo Jalife Villalón reprodujo la vida de los famosos hermanos en un escrito que repasa la intensa trayectoria de ambos personajes, que permitieron alzar la bandera de su país en decenas de circuitos icónicos a nivel internacional.
Pedro, el mayor de ambos, corrió en Fórmula 1 entre 1963 y 1971. Allí disputó 54 Grandes Premios: ganó en dos oportunidades y sumó 7 podios para diferentes estructuras como Lotus, Ferrari, BRM y Cooper.
Su hermano menor, Ricardo, también pudo exhibir todo su talento a su corta edad, lo que llamó la atención de las principales escuderías de la categoría reina del deporte motor. Debutó internacionalmente a los 15 años, en el circuito de Riverside, a bordo de un Porsche RS. Apenas dos años después corrió junto a Pedro en las míticas 24 hs de Le Mans.
Y a los 19 fue invitado por Ferrari para correr, en 1961, el Gran Premio de Italia. Fue un suceso histórico en ese momento: se convirtió así en el piloto más joven en formar parte de un Gran Premio de Fórmula 1 con 19 años y 208 días, récord que mantuvo hasta 2009 con el debut del español Jaime Alguersuari (casi tres meses menor que Ricardo en su primera incursión en La Máxima).
Su desenlace fue trágico. A los 20 años, en el Gran Premio de México -en el que representó a Lotus- falleció en el primer día de prácticas debido a un accidente. Ese circuito, que visita la Fórmula 1 cada temporada en su habitual calendario, recuerda a ambos pilotos con el nombre Hermanos Rodríguez.