Marco Dianda, un joven que hizo historia6 minutos de lectura
Marco Dianda, un joven que hizo historia
¿Por qué? Porque a su corta edad -apenas 14 años y 11 meses- triunfó en la cuarta fecha del calendario del TC Pista Mouras y se convirtió en el ganador más joven de las categorías que nuclean al ambiente del TC.
El registro anterior estaba en manos de Otto Fritzler, otra de las promesas del automovilismo argentino que hoy, con 20 febreros, ya integra la grilla de La Máxima (en ese entonces el oriundo de San Miguel se había subido a lo más alto del podio del TCPM con 16 años).
La Dodge del Galarza Racing que conduce el nacido en Guatimozín fue contundente a lo largo de todo el fin de semana de competencia en el Autódromo Roberto Mouras de La Plata.
Por supuesto que la performance del piloto que recibió una licencia especial para formar parte de la divisional tuvo mucha injerencia: se quedó con la pole position, pero fue recargado por tener que cambiar la planta impulsora de su unidad, ganó su serie con eficacia y en la final su rendimiento fue intachable, largó segundo y cruzó primero la bandera a cuadros para romper con todas las marcas existentes hasta ese entonces.
Podría decirse que fue la actuación de un piloto experimentado, que se repuso en un momento en el que flaquear anímicamente estaba permitido. Pero no. Marco supo dar vuelta la página rápidamente en apenas su cuarta presentación oficial en la categoría.
Algunos factores, más allá de su talento nato, pueden justificar ese logro. Además de estar en un equipo “de punta” y que fecha a fecha explica con resultados su muy buena labor, es compañero de estructura de Ignacio Faín, el campeón vigente de la categoría.
El tiempo compartido con el santafesino le permitió a Dianda evolucionar de manera meteórica en su desembarco a los autos con techo, que no estaba acostumbrado a manejar y que se interpusieron en su carrera casi que por obligación.
Ese cambio en su carrera deportiva fue una decisión forzosa a partir del crecimiento corporal de Marco, que por altura y contextura debió abandonar el karting por correr casi en desventaja ante rivales de menor envergadura física.
Claro que por su edad debió conseguir algunos permisos especiales para poder correr con autos de tanta potencia.
En su currículum vitae, sin embargo, su recorrido tiene una trayectoria envidiable: cuenta con más de 350 carreras disputadas en karting, y un tercer y un cuarto puesto en Campeonatos Sudamericanos (en Chile y en Brasil, respectivamente).
Incluso la temporada pasada emprendió una gira por Europa, que terminó de forjar fuertemente su vocación y su pasión. Allí, con 13 años, vivió solo, aprendió el idioma italiano y se empapó de todo el saber mecánico que se precisa para entender el funcionamiento de un karting.
Fueron meses de aprendizaje, roce y exigencia en un alto nivel.
Su pasión por la velocidad y las carreras encuentran una lógica: su padre, Jorge, corrió en rally gran parte de su vida. Entre fierros, competencias y circuitos fue que Marco creció con un deseo claro. El de poder heredar y compartir el mismo entusiasmo.
A los ocho años comenzó a competir en karting y nunca más se sacó el casco.
Corrió tres mundiales y enseguida comprendió, con la sabiduría y la experiencia impropia de un joven de su edad, que en caso de no encontrar el apoyo económico necesario para seguir compitiendo en el exterior, su horizonte más cercano estaría en el siempre exigente automovilismo deportivo argentino.
La Asociación Corredores Turismo Carretera analizó puntualmente su situación, por tratarse de un piloto realmente chico de edad, y lo autorizó por todos los pergaminos exhibidos en su corta, pero muy intensa carrera.
Y Dianda no defraudó. No solo se mostró a la altura de las circunstancias, sino que sacó a relucir todas y cada una de sus capacidades ante rivales con extensa trayectoria.
En apenas cuatro carreras se subió a lo más alto del podio y dejó en claro que, de no mediar ninguna sorpresa, será protagonista en la disputa por el campeonato de la primera categoría camino al Turismo Carretera.
Fuera de los circuitos, Marco no tiene licencia para conducir en la vía pública: su edad no se lo permite. Incluso, entre sus compañeros de colegio (quienes lo recibieron como un héroe luego de la carrera ganada) recién ahora comienza a tomar notoriedad su presencia en una divisional de peso a nivel nacional.
Es, quizás, el fiel reflejo de lo que la escalera de la ACTC intenta demostrar con el ejemplo que pregona: un paso a paso lógico, pausado y armonioso, sin saltearse los momentos necesarios de aprendizaje, para llegar con un bagaje amplio al primer nivel competitivo que exhibe y ostenta el Turismo Carretera.
Marco Dianda. Con apenas 14 años ya escribió una página de la historia de la categoría más importante del país. La suya recién comienza…
Autor: Stefano La Rosa.
Agustín Canapino
