UN VERDADERO MAESTRO #ALBERTOCANAPINO5 minutos de lectura
UN VERDADERO MAESTRO #ALBERTOCANAPINO
No es para nada fácil referirse a una persona que ha sido altamente exitosa, con una fuerte trayectoria deportiva y que ha logrado los mejores resultados, pero menos aún a alguien que tenía la pasión de enseñar y dar a conocer lo aprendido para enriquecer el conocimiento de los demás; ese fue Alberto Canapino, un amigo de nuestra casa, pionero del Instituto del Automovilismo Deportivo que brindó innumerables cursos y capacitaciones a personas que tienen la intención de dar sus primeros pasos en el mundo del automovilismo deportivo.
Si hacemos un análisis en profundidad sobre la historia de Alberto Canapino, máximo referente y preparador del automovilismo argentino, podríamos hasta escribir un libro pero nuestra intención es destacar la visión que él tenía de compartir sus conocimientos sobre la puesta a punto y preparación de un auto de carreras, algo que en los tiempos que vivimos no es para nada sencillo lograr este tipo de situaciones, sin dudas que esto demostraba la humildad y la personalidad de Alberto.
En el año 2009 tuvo la idea de comenzar a enseñar lo que la mayoría no quiere dar a conocer por la rivalidad existente, las técnicas, estrategias y cursos de competición. Alguien con quien comenzó siendo socio allá por el año 2001, construyeron el Canapino Sports, y luego se transformó en su mano derecha fue Guillermo Cruzetti, quien también se sumó a la iniciativa de brindar conocimientos en el Instituto de Automovilismo Deportivo (IAD). No podía ser menor y manteniendo la herencia de su padre, Agustín Canapino también hizo lo propio desde el año pasado en nuestro instituto.
Canapino se inició en el deporte motor, allá por el año 1982 en el taller de su padre en Arrecifes colaborando en la preparación de vehículos de competición, preparando una motocicleta marca Honda de 100 cm³ con la que compitió en el Campeonato Argentino de Velocidad de 125 cm³. A su vez, diseñó un sistema de suspensión para monopostos para implementar en categorías zonales de su ciudad natal.
Su desembarco en el automovilismo argentino se da en el año 1986 de la mano de Luis Rubén Di Palma, preparando y atendiendo su Dodge 1500 de TC 2000. El primer triunfo de este auto con su atención en el motor y chasis, lo llevaron a ingresar en el universo automotor. Posteriormente, se da su llegada al Turismo Carretera, también junto al “Loco” Luis Di Palma.
Canapino logró 11 títulos de Turismo Carretera, un récord tremendo que lo llevó a conquistar de alguna forma la máxima categoría del automovilismo argentino. Fue sinónimo de estudio y trabajo al servicio de un auto de carreras durante 30 años. Cuando Juan María Traverso regresó al TC, allá por el año 1995, se llevó el la primera corona en la máxima. Posteriormente, lo repitió con Traverso en 1996. Con Guillermo Ortelli lo hizo en las temporadas 1998 y 2002. A Juan Manuel Silva le dio el campeonato del año 2005 dentro del glorioso equipo JP Carrera, estructura a la que siguió ligado en la temporada 2006 y volvió a repetir corona con Norberto Fontana. El año 2007 fue extraordinario para Alberto Canapino, porque alcanzó el campeonato junto a Christian Ledesma sobre un Chevrolet del que todos que hablaron por el fantástico funcionamiento que presentaba, tal es así que festejaron el título tres fechas antes de su conclusión, en este caso dentro del HAZ Racing Team.
En el 2011 se produce el quiebre en la historia del Turismo Carretera porque Alberto logra el torneo junto a su hijo Agustín, convirtiéndose en el campeón más joven del TC con tan solo 20 años. Este título fue el primero de los tres posteriores que alcanzaron esta dupla de padre e hijo temible y reinadora del Turismo Carretera, ya que después vendría la seguidilla gloriosa de los años 2017, 2018 y 2019. A esto, debemos sumarle los tres campeonatos que obtuvo en TC 2000 con Juan María Taverso (1988 y 1995) y Ángel Gurrra (1989).
Se fue alguien que será leyenda en el automovilismo argentino, que será recordado, no solamente por sus lauros, sino por esa personalidad que llevaba, aportando lo que él conocía para que los demás, y hasta rivales suyos, puedan mejorar y aprender. Alberto no está más con nosotros, pero su legado continuará, especialmente de la mano de sus hijos, Agustín y Matías; el mayor ya consagrado, talentoso, ídolo y hoy podemos decir que es uno de los mejores pilotos del país; el más pequeño, Matías, siguiendo los pasos de su papá y su hermano buscando llegar al Turismo Carretera, hoy desempeñándose en el TC Pista.
¡Siempre te honraremos y recordaremos, Alberto! Gracias por tus ideas, aportes y conocimientos para este Instituto de Automovilismo Deportivo que vos forjaste con más fuerzas que nunca seguiremos llevando adelante.
Autor: Franco Peretti
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