¿Rotación intencional o sobrevirancia involuntaria?

Si llegás al vértice de una curva y el auto no rotó como esperabas, ya estás en problemas. Vas a tener que cerrar el ángulo de dirección y acelerar agresivamente para compensar, lo que casi siempre termina en sobrevirancia. Ahora estás peleando con el auto, cruzado, contravolanteando, y perdiendo tiempo en lugar de aprovechar cada milisegundo.

La rotación correcta, en cambio, no es suerte ni casualidad. Es algo que buscás y ejecutás de forma precisa. Todo empieza con cómo manejás el freno. El secreto está en los detalles

El frenado:

Llegá rápido al pico de presión para cargar peso al eje delantero. Esto mejora el agarre adelante y descarga el trasero, facilitando la rotación. A medida que perdés velocidad, bajá la presión progresivamente. Frenar demasiado fuerte te hará bloquear las ruedas y desestabilizarás el auto.

La transición:

Soltá el freno de forma progresiva mientras el auto se acerca al vértice. Este es el momento donde empieza la magia: el auto rota naturalmente y empieza a apuntar hacia la salida.

La aceleración:

Acelerá desde el vértice, no después. Esto transfiere peso al eje trasero, mejorando la tracción y estabilizando el auto. Si además contás con diferenciales autoblocantes, el torque extra en las ruedas externas te ayudará a mantener el giro incluso con el volante recto.

Y ahora, ¿cómo se aprende todo esto?

No hay secretos ni fórmulas mágicas: es pura práctica y paciencia. La clave está en entrenar la sensibilidad del pie. Todo empieza ahí, en el freno. Repetí, equivocáte, ajustá. Hasta que un día sentís que todo fluye: el auto hace lo que querés, como si fuera parte de vos.

Autor: Carlos D’Andrea